Hoy que estoy algo empanado voy a poner pies en polvorosa, miel sobre hojuelas y la palma de mis manos desnudas sobre la tierra, como un agricultor. Gritaría, sí, pero mi voz anda cascada con este mayo que marcea producto de un marzo que mayeó, así que con un Do de pecho afinado sotto voce me conformo.
El desencanto se masca en las calles. El descrédito es la seña de identidad de los que deben dar ejemplo en eso que los romanos llamaban la res publica, y es que nos encontramos ante un gobierno capitaneado por Mariano “ManosTijeras” que donde dice digo, dice Diego, y francamente asusta. Una oposición que está mejor callada, porque sus desmanes de ocho años son causa mas que importante de estos machetazos a la jungla del bienestar. Unas autonomías que nunca han entendido lo de la descentralización administrativa, y son, y han sido pastel de una tarta que repartir, y permítaseme la expresión “el Co de la Bernarda” a la hora de gestionar dinero: apuntaron tan alto y volaron con alas de cera que ahora la hostia es de cuidado. Unos sindicatos y una patronal apoltronados del Estado a la sopa boba o a la teta sana, según el ala ideológica, y ya se sabe que morder la mano que da de comer no es trasunto. Un monarca, fuera de órbita y con el punto de mira algo paquidermo, con poca vista con la que cae a la ciudadanía, y ya sabemos que los Borbones fueron y serán juerguistas, y que en su estirpe hubo cal y arena: Carlos III ilustrado y Fernando VII deplorable, pero Juan Carlos parece que en su real gana nos ha salido rana, aunque su labor para con la democracia puntuará para siempre en el haber de la historia. En la cagada caza, a su favor su lúcido perdón: algo que no he visto nunca en cargo público, aunque los quebraderos de familia le traen de la cabeza con el tiro por la culata del nieto y el presunto trinque del yerno, con lo cual el frotar de manos tricolor y oportunista está que se sale (en fin, cuestión de modas). Y para modas esa insultante subasta de “El grito”, una de las cuatro versiones del pintor Eduard Munch por la que se han pagado 91 millones de euros. Uno lee estas cosas y cuesta pensar en qué estómago cabe semejante compraventa para rematar, viendo cómo está el patio...
Cada vez admiro mas a los agricultores, verdaderos artistas de la contemplación cuyos resultados tras mas de un sufrimiento son palpables cada temporada en mayor o menor medida. Es admirable su control de la observación y el respeto a las leyes y procesos naturales, como por ejemplo al calendario lunar. Está claro que viendo la lunática actualidad es tiempo de dolorosa poda, por mala siembra de años (y el que esté libre de culpa...). Y así andamos cegados por el sol, en caída libre, y sonámbulos todos con los cates que nos llegan y la única música del grito en el cielo.
Antonio Álvarez. Canción: Shout "Tears for fears"